Consciente de la importancia de todo nuevo yacimiento arqueológico, emprendí a mediados de los años 80, junto a Roberto Colantoni una de las aventuras más fascinantes de mi vida. Cómo decir la profunda sorpresa y euforia que nos producía cada descubrimiento de lo que para nuestro "equipo" y amigos cercanos, constituyó, por mucho tiempo, un secreto compartido. A esto se unió la desmesurada magnificencia del paisaje del Apure, que hacía benigno el tortuoso acarreo de equipos fotográficos y materiales de trabajo arqueológico, por entre escarpados territorios rocosos cuando el clima se hacía perfectamente inhumano.Páginas
Presentación
"El trabajo no debe ser vendido como mercancía, debe ser ofrecido como un regalo a la comunidad"
Por el derecho que tienen los pueblos a saber su propia historia. Por el derecho a conocer sus tradiciones y cosmovisión indígena. Por el derecho a conocer la leyes que los amparan. Por el derecho a socializar el conocimiento liberándolo de la propiedad privada, del autor individual, la editorial, la fundación, la empresa, el mercado y cualquier otro tipo de apropiador que ponga precio a lo que es patrimonio de la humanidad.
A mis maestros quienes también dedicaron su vida a la investigación en este campo, apostando de antemano, que por este camino jamás se harían ricos, a los indígenas que me mostraron sus visiones del mundo, a los talladores, ceramistas, cesteros, tejedores, indígenas y campesinos que me hablaron de su oficio.
A Roberto y a Emilio quienes murieron en la selva acompañándome en aventuras de conocimiento, a mis colegas de los equipos comunitarios de Catia TVe, a los colegas de los museos en los que he trabajado, a mis compas de la Escuela de la Percepción, a mis amigas que me han apoyado y a los que me han adversado, mi mayor gratitud.
Centro de Estudios de Estética Indígena Leliadelgado07@gmail.com
sábado, 9 de abril de 2011
Manifestaciones Rupestres
Consciente de la importancia de todo nuevo yacimiento arqueológico, emprendí a mediados de los años 80, junto a Roberto Colantoni una de las aventuras más fascinantes de mi vida. Cómo decir la profunda sorpresa y euforia que nos producía cada descubrimiento de lo que para nuestro "equipo" y amigos cercanos, constituyó, por mucho tiempo, un secreto compartido. A esto se unió la desmesurada magnificencia del paisaje del Apure, que hacía benigno el tortuoso acarreo de equipos fotográficos y materiales de trabajo arqueológico, por entre escarpados territorios rocosos cuando el clima se hacía perfectamente inhumano.

Estupendo trabajo de la antropóloga Lelia Delgado que nos despeja la pregunta sobre imposibilidad de ignorar al arte como acción cultural y conducta ingénita del hombre y de su naturaleza ontológica
ResponderEliminarAprovecho la ocasión para solicitarle a la autora el permiso para incluir estas imágenes en el libro que tengo preparado con la profesora Nilda Bermúez sobre la investigación humanistica.
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