TEPUMEREME
La Gran Casa de Piedra
Por :
Lelia Delgado
Caracas 1994
Al sur de Venezuela, en medio de una naturaleza detenida en la edad de las aguas, ha quedado grabada la huella antigua de los hombres que vivieron en esos lugares. Sus signos, respetados por el paso del tiempo, ese animal que todo lo devora, conservan la historia secreta y silenciosa de los hombres que compartían con los dioses, los territorios del día y de la noche.
A los grabados sobre piedra que llamamos petroglifos, los antiguos tamanaco los denominaban tepumereme, "piedras pintadas". Estas “casas de piedra", dan testimonio de la presencia de los héroes culturales sobre la tierra, ellas son para las comunidades indígenas actuales, un territorio sagrado, “axís mundi”, en extremo peligroso. Centro del mundo, cuyas puertas, secretas, para aquellos que no sean iniciados, enlazan los caminos de la tierra, cielo e inframundo.
LOS PETROGLIFOS DEL GURI.
Los petroglifos del Guri, son un conjunto de 29 peñascos grabados, que se encontraban originalmente en el lecho del río Caroni, estos debieron ser rescatados de su lugar original, un tramo del río, conocido como el caño de Necuima, con motivo de la construcción del embalse hidroeléctrico destinado a alimentar las instalaciones de
la Represa del Guri.
OPERACIÓN RESCATE
Por su ubicación, muchos de estos peñascos grabados, situados en el lecho de
la Represa del Guri, fueron destinados a ser cubiertos permanentemente, por las aguas del nuevo complejo hidroeléctrico. Sin embargo, a partir de 1968, con el patrocinio de
la Corporación Venezolana de Guayana y
la Electrificadora del Caroni, se inició la "operación rescate". Esta .operación, emprendió la recuperación de los petroglifos y otros materiales arqueológicos de la región, también acometió, el salvamento de numerosas especies de fauna regional. A tal efecto, en 1967 se unieron los esfuerzos de varias asociaciones nacionales para la defensa de la naturaleza como:
la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales,
la Sociedad Protectora de Animales y el Jardín Zoológico del Pinar, a fin de iniciar el rescate de la fauna en peligro de desaparecer, cuando las aguas del embalse subieran de nivel.
Esta tarea contó con la colaboración y auxilio de diversos cuerpos de bomberos, y la valiosa participación de indígenas de la etnia Ye’kuana, grandes conocedores de los ríos y de la fauna local,. lo que permitió el rescate de mas de 18.000 animales, 14.000 fueron trasladados a zonas no inundadas y aptas para su sobreviviencia y reproducción, los demás se destinaron a zoológicos, museos e instituciones científicas como el museo de Ciencias Naturales y el Instituto de Zoología Tropical de
la Universidad Central de Venezuela.
El salvamento incluyó la formulación de un proyecto de gran envergadura, llamado operación Orinoco, el cual desarrolló investigación arqueológica, no solo de los petroglifos del Guri, sino también de los mas importantes yacimientos del medio y bajo Orinoco.
El relevo de los petroglifos del Guri precisó del empleo de tecnología y equipo, para movilizar las inmensas moles, cuyo peso oscila entre 500 kilogramos y 4 toneladas. Estas rocas de gnesis esquistoso, poseían una superficie sumamente meteorizada, como consecuencia del clima y la humedad a las que fueron sometidas, lo que obligó a extremar los cuidados de extracción y traslado.
Debemos considerar que, durante cientos de años, los petroglifos quedaban cubiertos por las aguas del río y solo podían ser vistos en la temporada de sequía, de diciembre a marzo, cuando bajaba su caudal. Este hecho significativo, de grabar en rocas que quedaban periódicamente bajo el agua, es una forma simbólica de expresar el concepto indígena de los ciclos de la vida, el eterno devenir del morir y renacer.
Algunas de las piedras fueron perforadas, para dar paso a las guayas con las que fueron levantadas de su lugar original mediante el uso de cordones explosivos, desafortunadamente, muchas piedras grabadas, por estar firmemente enclavadas en el lecho del río, fueron dejadas en su sitio, luego de ser fotografiadas, reproducidos sus grabados, anotadas sus coordenadas y fijadas boyas para señalar con precisión su ubicación bajo el agua.
A mediados de los años 70, los petroglifos del Guri se exhibieron en los espacios del antiguo Museo de Bellas Artes, hoy Galería de Arte Nacional, estimándose, para aquel momento, en mas de 40.000 personas, el numero de visitantes que se acercó a conocerlos.(Dupuy 1971), de ese tiempo acá, han permanecido exhibidos, para el disfrute y estudio de las formas iniciales de las vida estética de nuestros antiguos habitantes.
EL ORIGEN DE LAS FORMAS INICIALES.
La actividad de grabar sobre las rocas, pudo iniciarse en nuestro territorio en tiempos muy tempranos, sin embargo, la antigüedad de los petroglifos del Guri sigue siendo un enigma para los especialistas, quizás, este sea uno de los problemas mas frecuentes de su interpretación y hasta el momento, no se ha podido arribar a resultados concluyentes, la polémica gira en torno a quienes los realizaron, si
Arahuacos o Caribes, sin embargo, aunque una de las dos propuestas fuera confirmada, la cronología de estos grupos originarios esta muy lejos de ser establecida.
Por lo pronto, sabemos, de acuerdo con las evidencias cronológicas suministradas por Guidon, que en América hace ya unos 36.000 años, el arte rupestre (grabados y pinturas hechos sobre rocas), comienza ha desarrollarse en Brasil, esta practica debió continuar su expansión hacia los Andes Peruanos, pues durante miles de años estos pueblos se desplazaron a lo largo de la cuenca fluvial amazónica, portando consigo sus formas culturales, las cuales estaban íntimamente articuladas con sus mitos, entorno natural y actividades vitales y existenciales.
VISIONES E INTERPRETACIONES
Lo que si tiene ya una larga data en nuestro país, son las muchas observaciones e interpretaciones sobre la existencia de petroglifos y pintura rupestre.. Cronistas, viajeros y estudiosos, en su empeño por describir nuevos territorios, les dedicaron largos comentarios y descripciones.
Vistas originalmente como formas demoníacas o celestiales, las primeras descripciones de los grabados y pinturas sobre piedra, evidenciaron un conflicto que derivó en el combate declarado a los herejes. Así, en 1729 el misionero jesuita Juan Rivero, califica al arte rupestre como obra del demonio, otro misionero, Salvador Gilij, en 1781, señala la relación entre pictografías y mitología.
Posteriores observaciones tienden a confirmar esta relación (Humboldt. 1799-1804, Koch-Grunberg 1903-1905, Alvarado. 1945, Rouse 1949, de Abate 1970) otras tendencias, dentro de un difusionismo extremo, les asignan un origen extra continental, fenicio, egipcio, hindú, rúnico, ibero, Atlántida o extra cultural inca, azteca o maya (Rojas. 1878, Tavera-Acosta 1930), hay quienes plantearon que los petroglifos eran cartografías o muy antiguos mapas de rutas (Taubner 1891, Peñalver), encontrando en ellos evidencias del origen asiático del hombre americano, por la recurrencia de signos similares en todo el continente, incluyendo el estrecho de Bering y el norte Siberiano (Schomburg l840-1844). Los petroglifos se han interpretado también, en relación con los astros, atribuyéndoseles un carácter calendario (Chaffanjon 1886, Ernst l889).en ellos se ha visto el nacimiento de la vida estética en nuestro país (Padilla. 1956, Cruxent.1957, Delgado 1989, 1992) sin embargo, la única propuesta metodológica de estudio ha sido presentada por Sujo (1975, 1987), esta diversidad de interpretaciones, incluyendo las que se nos escapan, pone en evidencia la complejidad de este fenómeno, susceptible
a distintos enfoques, siendo difícil, asignarle una lectura única, pues, un método de análisis excluyente, solo empobrecería la riqueza de implicaciones que incluye el arte rupestre.
LAS TECNICAS
La técnica fundamental de ejecución de los petroglifos del Guri es el grabado en bajo relieve, ejecutado mediante la percusión y frotación de la superficie, con piedras abrasivas hasta formar surcos de cierta profundidad. Como ha señalado Sujo (1975), entre los instrumentos utilizados para su ejecución se encuentran los cinceles y martillos líticos, siendo el método abrasivo un complemento de las técnicas de percusión. Es posible que, los petroglifos fueran coloreados, como obsevo J.M.. Cruxent, durante la expedición a las fuentes del Orinoco, entre 1950 y 1951, quien encontró vestigios de pintura roja, perfectamente conservada, rellenando los surcos de un grabado. Según el autor, el pigmento colorante fue producido con la mezcla de caraña (Protium carana), una resina vegetal usada como fijador del color y onoto (bixa orellana). el petroglifo observado por Cruxent se encontraba horizontalmente derribado, con la cara grabada sobre el suelo y fuera del alcance de los factores atmosféricos, lo que hizo posible su conservación.
El relleno de los surcos con pigmentos colorantes, no debe ser confundido con la socorrida y equivocada técnica del tizado, hecha por fotógrafos y museógrafos para facilitar la lectura de los dibujos. La aplicación de esta técnica, implica, una interpretación de las formas, el deterioro de los surcos e impide una futura evaluación de los pigmentos, por lo tanto, es recomendable en el caso de la fotografía, el uso de una buena iluminación artificial, para destacar con el libre juego de luces y sombras, los diseños originales.
Por su parte, Walter Dupouy (1971) refiere una tesis, según la cual, los antiguos habitantes poseían un método de ablandamiento de las piedras, aplicando una savia silicolitica (Euphorbiaceas Cereus), cuyo contacto desintegra la superficie rocosa. Según el autor, una vez, ablandada la piedra, con la aplicación de este producto, se frotaba con un objeto abrasivo, produciendo surcos con gran facilidad.
De esta teoría no podemos dar fe, lo cierto es que en nuestro país, era frecuente, el regrabado y la sobre-imposición de surcos. Esto permitió, que las figuras fueran complementadas y reinterpretadas, por distintos grupos en tiempos diferentes. De esta manera se podrían explicar las diferencias de la ejecución técnica de los grabados de un mismo conjunto. Por su parte, Koch-Grunberg (1903-1905) afirmó, haber observado algunos pescadores indígenas, repasando, con un nuevo grabado, los surcos originales.
LA FRONTERA INCÓGNITA DE LAS FORMAS
La lectura de las figuras grabadas suele ser problemática, pues casi todo intento de sistematización de las formas, pasa por el tamiz de nuestro sistema occidental de organizar el espacio, en este sentido siempre estamos buscando simetrías y regularidades, para calificarlas luego, como "buenas" o "malas" ejecuciones.
La paradoja del arte rupestre está en que sus formas, por bien ejecutadas que estén, se nos revelan como un amontonamiento de signos, sin un aparente orden formal.
En el caso de los petroglifos del Guri, los motivos suelen tener una colocación y topología diversa, los diseños suelen desarrollarse en planta, caracterizándose por la ausencia de peso y perpendicularidad sobre un plano, de tal forma, las imágenes grabadas parecieran gravitar. A partir de lo cual, es posible concluir que, elementos tales como profundidad, espacio, volumen, luz, sombra, etc.., no constituyeron en si mismo un valor estético para nuestros antiguos grabadores de piedra, .la manera como las formas se han desarrollado sobre las rocas, con una total ausencia de perspectiva y gravedad, no obedece a una manera "ingenua" o infantil de organanizar el espacio. Es posible que, los " conjuntos" de diseños que hoy observamos se fueran armando, a partir de la inserción de motivos individuales, realizados como señalamos arriba, por indígenas de diferentes etnias, en distintos momentos de su historia sociocultural.
Al observar estas imágenes, a veces, fragmentarias, es difícil reconstruir un relato, pues la "composición" de los conjuntos, carece de toda intención narrativa. No se trata de acciones de caza, pesca o recolección, como suele ocurrir con el arte rupestre europeo o africano.
En nuestro arte rupestre, las formas figurativas a la par de las abstractas, han hecho una larga travesía, dando paso a un complejo entramado simbólico.
La explicación de los signos, suele tener un carácter sagrado, por lo tanto, no son reveladas fácilmente. Por lo general, cuando se pregunta por el origen de los signos, los indígenas suelen contestar, que estos fueron hechos por los antiguos, y solo algunos abuelos todavía recordaban su significado
A pesar de esto, muchos de los lugares en donde se encuentran petroglifos son territorios sagrados, y aunque las tradiciones originales, mitos y rituales, se hayan ido transformando o desapareciendo con el correr del tiempo, esto no ha impedido el desarrollo, en torno a ellos, de una mitología plena de sentido.
Tal es el caso de los actuales warekena, etnia arahuaca del río negro, para quienes, el creador Napiruli trajo al mundo las piedras Pintadas o kabana-kuali. En ellas se observan los dibujos que explican la forma de construir casas, fabricar cestas, curiaras, bancos ceremoniales y otras artes. En sus grabados, es posible reconocer los
Imakanasi o grupos de descendencia.. Estas piedras, como bien ha observado Omar Gonzalez Ñanez (1980), constituyen para los Guarequena, verdaderos códigos sagrados, ejecutados por el creador Napiruli en tiempos primordiales, son de gran importancia en la celebración de los ritos de iniciación.
LOS GEMELOS DEL GURI Y SU MITOLOGÍA
Penetrar el significado original del arte rupestre es una tarea difícil y quizás la mejor forma de entrar en la especulación. Si aceptamos que en las sociedades indígenas, de acuerdo con su modo de vida, existe un conjunto de creencias básicas, es posible pensar que estas se representaron formalmente en los signos grabados o pintados.
Una larga lista de autores (desde el Padre Gilij en 1743), al indagar en los mitos y ritos de la etnográfia Regional, encontraron tales analogías, lo cual parece evidente en los distintos grabados de gemelos que se encuentran entre "los petroglifos del Guri".
Para explicar esta relación, John de Abate (1970), recrea el relato mítico ye’kuana del viaje de meda` tía. .El mito dice "…… Nosotros los hombres ordinarios, no podemos entender bien nuestro mundo, ni otros mundos que existen fuera del nuestro, “Encima y debajo de la tierra, por que nos falta la sabiduría y somos ciegos y sordos a las cosas de afuera (..) para entender bien todas las cosas, hay que saber como viajan los Huway, es necesario cumplir un gran viaje a través de los siete países de Mo’tadewa, el cielo".
De tal forma, que para entender este mundo, y todos los mundos invisibles es preciso ser un iniciado, es preciso emprender un viaje, este puede ser inducido por el kaahi o el auiko, las plantas sagradas que' alucinan la visión y hacen posible ver las cosas como son, a partir de su uso se pueden visitar otros territorios y entrar en ellos como sus propios Chamanes.
Según el relato, Meda’tia, el primer Chaman Ye’kuana, viajó con su cuerpo terrestre por todos esos países, y hallo abierto el camino secreto del cielo, un camino lleno de dificultades los Chamanes actuales, dejan su cuerpo en la tierra, ahora solo viaja su akato o doble, hermano gemelo. Para John de Abate, el petroglifo de los "gemelos del Guri", es una representación simbólica del akato, doble espiritual, que da a los Ye’kuana su identidad de hombres.
La aparición de gemelos es recurrente en casi toda mitología, recordemos a Heracles e Ificles, Oto y Efialtes, Antifon y Zeto, Egipto y Danao, Teledamo y Pelope, castor y Polux, Eolo y Beoto, Rómulo y Remo, por citar solo unos pocos.
Nuestra literatura oral cuenta, también con las hazañas de gemelos primigenios, tal es el caso de Amalivaca y Vochi, míticos grabadores de piedra.
Otra versión interpretativa, del mismo petroglifo, fue hecha, hace algunos años, por Walter Dupouy (1971). El autor pone su atención en las figuras antropomorfas: "nos referimos a la imagen de dos seres de forma humana unidos entre si por un largo y ancho cordón - tal vez representativo del cordón umbilical y, por consiguiente, de hermandad -imágenes que nos hacen recordar “el mito de los héroes mellizos" -sol
y luna- muy extendido en el continente americano, aunque con muchas variantes, y muy especialmente entre los indios de Sudamérica.”.
El mito de origen de los antiguos Tamanaco, recogido en 1743, por Felipe Salvador Gilij, quien lo escuchó directamente del cacique Yucumare, dice::"en tiempos antiguos de sus ancianos se sumergió en el agua toda la tierra, cuando los ancianos vivían en el río Cuchivero, y se vieron obligados a ir en canoas para librarse de la inundación ,
viniendo las olas del mar a estrellarse contra las rocas de la Encaramada., Amalivaca, el padre de los Tamanaco, llegó en una barca durante la inundación, en la cual se ahogaron todos, menos un hombre y una mujer, que se salvaron en lo alto del MonteTamanaco, no lejos del río Cuchivero. Estos arrojaron tras si, por encima de sus cabezas, huesos del fruto del moriche, y de ellos vieron nacer hombres y mujeres que poblaron la tierra, viajando en barca grabo Amalivaca las figuras de l a luna y el sol de Tepumereme”.
Partiendo del mito en el que Amalivaca, el creador, dió forma a la región del Orinoco, ayudado por su hermano Vochi o Woki. Walter Dupouy, comenta: "... Cuando en 1968 vimos por primera vez las ampliaciones fotográficas de los gemelos del Guri, que hablan de ser exhibidas en el Museo de Ciencias Naturles, nos sorprendió de inmediato ver la imagenen de los gemelos grabada en la piedra (..) aunque nunca antes habíamos visto esta representación mítica en petroglifos, optamos no obstante por revisar en nuestra biblioteca las obras que contenían grabados y referencias sobre petroglifos y también unas pocas obras especializadas en el tema, tanto referentes al territorio de Venezuela como a otras regiones americanas .como lo habíamos supuesto, no hallamos en los libros revisados ninguna figura representativa de los gemelos del mito indígena, siendo esta pues, que sepamos hasta ahora, la primera vez que se observa dicha representación grabada en peñascos. Y viene a ser, además, un caso que permite relacionar - aunque hipotéticamente- unos petroglifos, el de los gemelos o héroes culturales, con estos mismos personajes del mito Caribe que solo por vía oral indígena se conocía en la región Orinoquense.."
LA VIA DE LOS SIGNOS.
Hemos visto como acceder al lenguaje de estos signos mágicos, implica también un proceso de iniciación. La riqueza de su sentido, oculta a los ojos profanos, pareciera revelarse, en un mas allá de las formas concretas. Podemos enumerarlas, describirlas, dibujarlas, calcarlas o fotografiarlas, hasta el cansancio, pero encontrar sus conexiones sagradas, sin perdernos en la exuberancia de un bosque de signos, implica entrar en elterritorio secreto de la simbolización.
Por lo pronto, disfrutemos la vía de los signos antiguos, ellos fueron hechos para mirar y manejar el mundo, dejemos que vivan en nuestro cuerpo, como árboles, ríos y montañas, sabiendo calladamente que, nada borrará de la memoria, la huella que Amalivaca, el creador, padre de todas las gentes, grabó como señal de su paso por la tierra, en la edad de las aguas....
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