Muchas cosas comenzaron en la historia de la Museología
venezolana con la creación en 1976 de la Galería de Arte Nacional, la cual proponía
convertirse en un "museo de nuevo tipo" rompiendo con las formulas
clásicas del "Museo tradicional", tiempo en el que se produjo un intenso debate
sobre las funciones de los museos que
cuestionaba sus objetivos, prácticas, discursos y métodos de trabajo. Lelia Delgado inicia su
trayectoria en los Museos en este polémico punto de la historia.
Bajo la tutoría
de José María Cruxent
Me formé como Arqueóloga en la
Universidad Central de Venezuela, en aquel tiempo las tesis en la especialización de arqueología se hacían en el Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC), mi interés por la arqueología histórica me
colocó bajo la tutoría del profesor José María Cruxent (1911-2005). Quien había
sido fundador de la Cátedra de Arqueología y
Director del Museo de Ciencias Naturales de
Caracas entre 1944 y 1963.
El profesor Cruxent, era uno de
esos seres que son difíciles de definir bajo una "etiqueta": fue pintor,
etnólogo, arqueólogo, botánico, espeleólogo, paleontólogo, geógrafo, diría una suerte de viajero moderno. Llego a nuestro país después
de la Guerra Civil Española. Sus exploraciones
lo llevaron a recorrer y conocer en extenso la geografía venezolana y a participar en legendarias expediciones como la de las
cabeceras del Orinoco o la del Rey
Leopoldo de Bélgica hacia la ruta del Darién. Se hace arqueólogo directamente en el trabajo de campo. Es coautor de la Arqueología
Cronológica de Venezuela, junto con Irving
Rouse, uno de los últimos investigadores de
la universidad de Yale que vinieron a nuestro país, tras la saga de la política del "buen
vecino", implementada por Juan
Vicente Gómez en los años treinta, la cual abrió las puertas y la riqueza
nacional a la participación extranjera.
Arqueología
norteamericana y Arqueología Social
Me tocó vivir un momento de intensa pugnacidad en la
Arqueología venezolana. La obra de Cruxent y Rouse había sentado las bases de
una arqueología cuyo marco teórico-metodológico, se fundamentaba en el
paradigma norteamericano de la descripción de estilos cerámicos, a fin de establecer centros de difusión de
rasgos culturales. A la par, en America
Latina y particularmente en Venezuela, otra tendencia teórica se orientaba
hacia el estudio de los contextos sociohistóricos del pasado influenciada por las ideas del etnólogo Miguel Acosta
Saignes. Por los años setenta, cuando yo
ingresé a estudiar en la universidad, comenzaba a tomar fuerza la Arqueología
Social.
El asenso de la Arqueología Social constituyo, además de
un cambio de paradigma teórico en la arqueología de ese momento, un planteamiento ético-político de compromiso
social, lo cual trascendía el estudio del pasado y se dirigía a comprender las
causas originarias de las condiciones sociales del presente venezolano. Los
principales representantes de esta línea de pensamiento en nuestro país fueron
y siguen siendo los profesores Mario Sanoja e Iraida Vargas. Ellos han escrito
las obras fundamentales de una corriente, la cual, apoyada
en los principios fundamentales del materialismo histórico, se
interesaron por el estudio de las
relaciones sociales, los modos de vida y
producción, en fin, las formas como los hombres y mujeres originarios de este
país, en cada tiempo histórico, organizaron su vida a partir de acciones
cotidianas concretas.
Los comienzos en la GAN
Comencé a trabajar en la Galería de Arte Nacional (GAN)
cuando la institución tenía como tres años de fundada. Yo había hecho una
pequeña pasantía, pero no fue sino hasta 1980 cuando entré formalmente. Su Director,
Manuel Espinoza, me invito a formar parte de su equipo de investigadores, a
raíz de un ensayo que publiqué en el Papel Literario de El Nacional.
Este ensayo que titulé Huellas. De la Estética a la Antropología, comentaba
la exposición Huellas que había sido
curatoriada desde la GAN, y presentada en los espacios del Museo de Ciencias.
Desde la creación de la Galería de Arte Nacional, ya sus fundadores, Manuel Espinoza, Quintana
Castillo, Alejandro Otero y el mismo Juan Calzadilla entre otros, hablaban de la
creación de un área que se ocupara del
estudio de las artes indígenas venezolanas, así surgió la Unidad Prehispánica.
La
Unidad Prehispánica.
Con la creación de la Unidad Prehispánica, por primera
vez un museo venezolano contó con un área especializada. Su principal objetivo
fue la inclusión de un espacio destinado al estudio del arte y la cultura de
los pueblos originarios, cuyo conocimiento había sido hasta ese momento,
exclusivo de los centros de investigación arqueológica, ubicados en algunos
departamentos universitarios, como fueron la cátedra de arqueología de la UCV, el Departamento de
Arqueología del IVIC y la sección antropológica de la Fundación La Salle, sin
que ninguno de ellos se ocupara particularmente sobre temas estéticos. Esto significó
un avance si consideramos que el tema de las "artes indígenas", no era de mayor interés para un país que
apenas en 1999, reconoció en la
Constitución venezolana a estos colectivos sociales con su plenitud de derechos.
La Unidad Prehispánica se constituyó en un centro de
consulta accesible a cualquier persona interesada en saber la procedencia de
una pieza arqueológica, su valor cultural o las leyes de patrimonio que
impedían su venta, respondíamos consultas a estudiantes en todos los niveles de
escolaridad, desde la escuela primaria haciendo tarea, hasta artistas
interesados en conocer las practicas
estéticas de pueblos originarios. Esta intentó llenar el vacío de información,
que para ese momento se tenía, sobre el extenso periodo histórico y cultural en
el que se conformo nuestra herencia cultural. Las funciones de esta Unidad,
enmarcadas en el campo de la investigación museológica abarcaron proyectos
expositivos, educativos, documentales, de conservación y salvamento del
patrimonio arqueológico, lo cual se correspondía con los ideales fundacionales
de la Galería de Arte Nacional. En ese tiempo podíamos ir al campo
arqueológico, excavar y hacer exposiciones a partir de nuestra propia
investigación. Las exposiciones " Habitantes
de lo Imaginario" y "Formas del inicio. La pintura rupestre en
Venezuela", fueron ejemplo de ello.
Las exposiciones se hacían básicamente con objetos
donados que conformaban la pequeña colección de la Galería de Arte Nacional,
algunas piezas en comodato pertenecientes a Sagrario Pérez Soto y los prestamos
de piezas del Museo de Ciencias. Ramón Lancini, su Director en los años
ochenta, me distinguió con su confianza permitiéndome entrar en los
depósitos del Museo para trabajar con esa colección, en ese entonces bastante
desorganizada y sin investigar pero de gran riqueza. Muchas de las piezas
conservaban las etiquetas originales
escritas por los pioneros de la arqueología en Venezuela, allí se
encuentran todavía piezas de las colecciones presentadas por Adolfo Ernst, las cuales formaron parte
de la Primera Gran Exposición Venezuela ( 1883).
He escrito la historia de la Unidad Prehispánica, pues
tengo el vicio de la memoria y también su disciplina. He registrado lo que se
hizo desde su apertura con Jeanine Sujo, las exposiciones, los planes
educativos, la experiencia de la
arqueología de rescate, la creación de los módulos de conservación
arqueológica, la reedición y rescate de
libros fundamentales para la arqueología
venezolana, la creación de pequeños museos o salas de exhibición locales,
asesorias, consultas y charlas, nuestra participación activa en las
excavaciones arqueológicas de Lara. Fue una labor realizada por un equipo mínimo, visto esto en
perspectiva, me sorprende la cantidad de cosas que hicimos.
Seis ensayos de Estética Prehispánica en Venezuela (1989)
De la experiencia en la Unidad Prehispánica y de la
necesidad de contar con un manual que teorizara sobre las prácticas
estéticas de los pueblos antiguos de mi
país, distinto a los planteamientos del "Arte Prehispánico", surgió mi libro Seis ensayos de estética
Prehispánica en Venezuela, publicado por la Academia Nacional de la
Historia. Se trataba de hacer una
propuesta alternativa, desde la Arqueología Social, a la manera como habían entendido estas "artes", autores clásicos como Miguel Arroyo, Alfredo Boulton y Lourdes
Blanco, entre otros. Dar una respuesta a
una visión, a mi manera de ver, eurocéntrica
y descontextualizada, la cual trataba de aplicar de manera mecánica las
categorías de las artes de occidente, a
objetos producidos en sociedades completamente distintas, sociedades que
correspondían a otras lógicas, a otras maneras de estar el mundo, a otras
maneras de crear. Como todo libro que intenta una propuesta teórica, hice una
revisión crítica de las tesis anteriores que se habían escrito sobre esta
temática, esto significó mi separación forzosa de la Galería de Arte Nacional y
la desaparición de la Unidad Prehispánica
El pensamiento de Sanoja y Vargas
En 1960 abriendo una calle en el casco central de Quibor,
fueron encontrados, frente a la iglesia, un conjunto de esqueletos de tallas
muy pequeñas, los cuales se atribuyeron a
la existencia antigua de Pigmeos en esa región. Este importante
yacimiento arqueológico, fue destruido por ordenes del Gobernador de estado,
quien so pretexto de organizar el tráfico del centro, ordenó tapiar el yacimiento
y pavimentar la calle que había estado
cerrada durante algún tiempo al paso automovilístico, con la subsecuente
destrucción del sitio, cuestión que
ocasionó un escándalo entre la comunidad científica, denuncias y comentarios en
prensa nacional e internacional. No fue
sino hasta 1981 cuando se reabrieron
nuevas excavaciones en un lateral de la calle del " cementerio boulevard
de Quibor", el cual junto con el
Museo Arqueológico de Quibor, se convirtieron en escuela de campo para los estudiantes de arqueología de la UCV. En ese entonces,
aunque ya trabajaba en la GAN, aplique
como estudiante graduada para participar en las excavaciones, de esta forma los profesores Sanoja y Vargas se convirtieron
en mis maestros durante un año, en el que leí sus libros y pude comprender a
cabalidad su propuesta metodológica, cuestión
que me hizo más cercana, desde un punto de vista ideológico, a los
planteamientos de la Arqueología Social, que a los paradigmas de la arqueología
anglo-norteamericana
La separación de Cruxent
Mi acercamiento a la Arqueología Social significó pues mi
separación del IVIC y en consecuencia de
la "tutoría" del profesor Cruxent, separación que terminó con
una carta en la que le expresaba mi afecto y gratitud, pues debo reconocer la
generosidad con la que me distinguió, sin embargo, para ese momento, ya me
encontraba en las antípodas ideológicas de su pensamiento teórico. La carta
comenzaba diciendo algo así como: Profesor Usted ha sido un gran maestro
para mí, además de un gran amigo, apelo a su condición de anarquista, por favor
no me exija una lealtad que no puedo
darme sino a mí misma.... nunca
contestó y yo tampoco me atreví a acercarme
La colección de objetos etnográficos de Edgardo González
Niño
Edgardo González Niño (1926-2002) fue un viajero
legendario en el Amazonas, un hombre revolucionario, contrario a la dictadura
de Pérez Jiménez, vinculado al partido comunista y a las guerrillas del Llano
de Colombia. Un hombre a quien Pérez Jiménez no metió en la cárcel, pero que exiló a una zona remota como era Puerto
Ayacucho para ese entonces. Edgardo, fue una persona de sensibilidad social, se
internó al sur de Venezuela y fue descubriendo y enamorándose de la vida de la
selva, así como de los pueblos que
encontró a su paso. Gran conocedor de la
historia, geografía, flora y fauna de lo
que en su momento se llamó el Territorio Federal Amazonas, el cual recorrió a
pié y en curiara guiado por entrañables amigos yekuana, yanomami, wotuja, entre
tantos otros pueblos que habitan en las regiones aledañas al Orinoco. Esta travesía
le permitió reunir una colección de aproximadamente 2.000 objetos etnográficos
a los que se sumaron numerosas fotografías, libros y escritos.
Tuve la suerte de
conocerlo cuando era una niña durante una visita escolar a una de las
primeras exposiciones en las que se presentaban, fotos y objetos etnográficos de
su colección en Caracas, recuerdo que fue en los espacios expositivos de Pro-Venezuela.
Escuche con atención la visita tan emotiva que nos dio, llena de sabiduría y
anécdotas de su la vida en la selva, esa
visita fue un punto de no retorno en mi vida, desde ese momento supe lo que iba a ser de
grande, siempre he recordado ese momento
y hasta ahora nunca he tenido dudas, ni arrepentimientos sobre mi vocación
antropológica.
En los primeros
años que entre a trabajar en la GAN se estaba preparando la gran Exposición Amazonas,
que abarcó el Museo de Ciencias, el Museo de Bellas Artes y la Galería de Arte
Nacional. Allí volví a encontrarme con Edgardo González Niño, pues se trataba de la exhibición de toda colección,
fue un encuentro emotivo del cual surgió nuestra amistad.
La Colección Orinoco
Al tiempo de la publicación del libro Seis ensayos de
estética Prehispánica en Venezuela, y del retiro de la GAN, Edgardo
González Niño se vio obligado a vender su colección etnográfica, la cual había
estado guardada en el Museo de Ciencias. Cuando Carlos Andrés Pérez inicia su
segundo periodo presidencial (1989-1993), le piden sacarla de los depósitos del Museo, como para
ese momento no tenía casa, ni espacio ofreció la colección en venta al estado
venezolano, pero no lo consiguió. Entonces se la ofrece a Patricia Phelps de
Cisneros, a quien había conocido en Amazonas, así es como se adquiere esa
extraordinaria colección.
Edgardo sugiere mi nombre para que haga su catalogación.
En principio me negué pues en realidad
me había formado como arqueóloga y no como etnóloga. Entonces Edgardo me convenció
con la promesa de acompañarme en el proceso de catalogación, así nos sentamos
juntos a trabajar durante algún tiempo, en el que se hicieron grabaciones de
las historias que narraba sobre cada pieza, aprendí con él a diferenciar los
materiales, huesos de animales diversos, pelos, picos, uñas, plumas; aprendí
sobre tecnología indígena de caza y pesca; técnicas de manufactura; a reconocer
las fibras, las maderas, las resinas, las semillas, los colorantes, en fin, una
infinidad de conocimientos que no se aprenden en una universidad; los cuales venían
de la experiencia directa de cincuenta años de vida entre los pueblos
originarios del Amazonas.
Prácticamente hice otra carrera, leí la bibliografía
etnológica necesaria para contextualizar los objetos en el marco de la cultura; trabajo que ameritaba otro tipo
de formación. Siempre le estaré agradecida por haberme abierto ese cofre de
inestimables conocimientos, razón por la cual le dedique el libro Vida
indígena en el Orinoco, en cuyo
epílogo cuento parte de su historia de vida
y de la colección que reunió en sus años de vida en el Amazonas.
La Exposición Orinoco
Alrededor de 1998 toda la colección estaba catalogada y
fotografiada. Recibimos la primera invitación a exhibirla en Europa por parte de Museo Nacional de Alemania, kunst-und Ausstellungshalle, esta se presentó
con el nombre de Orinoco-Parima, entre agosto 1999- febrero 2000, para conmemorar el
aniversario del los 200 años del viaje de Humboldt. Ese año el Museo de Berlín
organizó la Exposición Viaje a las Regiones Equinocciales, este fue el primer montaje que se
hizo de la colección reunida por Edgardo Gonzáles Niño.
El éxito alcanzado en Bonn, que recibió incluso la visita del Presidente
Chávez, garantizó invitaciones a exponer en museos de toda Europa. Estuvimos en Frankfurt, más
tarde en la Feria Mundial de Hannover, en Biarritz (Francia), Rusia, Ginebra,
Praga, Finlandia y Suecia. Eran tantas las invitaciones que tuvimos que dividir
la colección en dos proyectos expositivos paralelos. Fuimos a museos
etnográficos muy importantes como el Museo de Pedro El Grande en San Petersburgo, el Museo Etnográfico de Frankfurt y el Naprsteck
Museum de Praga, entre muchos otros.
Orinoco Online
Como en aquel momento era también el boom de las páginas
de Internet, me correspondió hacer la investigación para la página Orinoco Online. Esta página
fue seleccionada para el Premio al Desafío de Estocolmo 2000, reconocimiento
internacional que recompensa el uso de las tecnologías informáticas en
beneficio de las comunidades. Orinoco Online fue premiada como
finalista, por su difusión del conocimiento
de las culturas de los indígenas de la región amazónica de Venezuela.
La Sala de los Pueblos Originarios
Ingresé de nuevo a los museos en el 2008, por invitación
de Zuleiva Vivas que era la Presidenta de la Fundación Museos Nacionales para
ese entonces, con la idea de hacer la
Sala de Pueblos Originarios de la GAN, que ha sido mi sueño desde hace más de
treinta años. Esta ciudad requiere de un
espacio en el que se muestre la historia y sabiduría de los pueblos indígenas
de nuestro país, cuyas raíces hunden su
memoria en un tramo, de por lo menos 15.000 años de historia cultural. Para
ello se necesita un ámbito adecuado, de cierta intimidad, para exponer no
solamente lo arqueológico sino lo etnográfico y revitalizar la adquisición de
una buena colección etnográfica por parte del Estado para la divulgación y
reconocimiento de nuestra herencia cultural.
A lo mejor todavía se requiera de
una mayor comprensión sobre la importancia de este legado; y tal vez no sea a
mi a quien le toque ejecutarlo, pero por lo menos me queda la satisfacción de
haber contribuido a sentar las bases, para la reflexión sobre este tema: hay
libros desde donde teorizar, exposiciones, un blog de estudio, en fin, la
investigación de toda una vida dedicada a la inclusión de las culturas
originarias en los museos nacionales.
Un nuevo discurso museológico
Los actuales cambios sociales y culturales sacuden las
paredes de los museos, soplan vientos de
renovación, tiempo de reinventarse, tiempo de propuestas sobre prioridades,
sobre formas de exposición, sobre la
misión, incluso, sobre el propio concepto de museo. Es tiempo de hacer
una pausa en el diario tráfago del trabajo, para revisar contenidos y objetivos de nuestra
propia práctica y avizorar algunos retos y debates que plantea los nuevos discursos museológicos, entre
otros la capacidad de readaptarse a los cambios socio-históricos, a la
inserción cada vez mayor de un público multiétnico, diverso culturalmente, que
amerita otras formas de representación, pues a estas alturas ya no es posible
ver al otro "distante", al final solo nos exponemos a nosotros
mismos. En este orden de ideas he propuesto
la creación de una Unidad de Estudio de la Estética Indígena, que funcionaria
como centro de consulta y estudio sobre temas, estéticos, arqueológicos,
etnográficos, y de reconocimiento del patrimonio indígena venezolano, que
funcionaria desde la Fundación Museos Nacionales, y se ejecutaría en cualquiera de sus museos.
¿Un Museo para los Pueblos Originarios?
ResponderEliminarJoaquín López Mujica
j.lopezmujica@laposte.net
La fusión entre Arte y pueblos originarios es una puerta para focalizar y tematizar los modos de pensamiento e imaginación míticos: el Rito, como acto de creación; las alegorías, lo metafórico y las ironías. Invitamos a considerar, desde los mitotemas; la perspectiva ideogramática hasta las visiones pretéritas, como parte constitutiva de nuestro modo de producción antiguo y el paisaje endógeno.
Tenemos las investigaciones de Janin Sujo, Isabel Aretz, Lelia Delgado y Ronny Velázquez, ellos conectaron el Arte y la Antropología, en base a obras de Strauss, Kroeber, Sapir, Malinowski, Mead y Elíade o Alcina Frank. Esta creación espiritual contemporánea, merece un Museo y no titulares necrofilicos en la maquinaria mediática. La base sería sin curadurías “exógenas” menos las derivadas del simulacro; de la cultura snob; el exotismo; o la coartada de la subcultura a destiempo. Esta creación artística es compleja, simbólica, descifrable, documento mítico, en fin un conjunto coherente y sistema.
Ojalá, estemos cerca de continuar, el re poblamiento existencial de lo que representan los pueblos originarios, constituir una institución museística que reúna las fases decisivas; la obra de algunos artistas indígenas; los complejos lingüístico y danzarios, la ética ancestral, esquemas de conducta, las formas de conciencia, o la cultura material y el pensamiento mítico de las llamadas sociedades arcaicas contemporáneas.
La lucha por la Piedra Kueca debe inspirar esta intuición, la sed por las referencias ancestrales, un nuevo paradigma multicultural para las creaciones artísticas del presente e inspiraciones con otras, desde Nueva Guinea, Australia, África, el pasado precolombino hasta la Amazonia.
PD: Será publicado en TodosAdentro.