Presentación

"El trabajo no debe ser vendido como mercancía, debe ser ofrecido como un regalo a la comunidad"

Ernesto Che Guevara



Por el derecho que tienen los pueblos a saber su propia historia. Por el derecho a conocer sus tradiciones y cosmovisión indígena. Por el derecho a conocer la leyes que los amparan. Por el derecho a socializar el conocimiento liberándolo de la propiedad privada, del autor individual, la editorial, la fundación, la empresa, el mercado y cualquier otro tipo de apropiador que ponga precio a lo que es patrimonio de la humanidad.

Siguiendo el ejemplo de la cultura del regalo que practican los pueblos originarios de todas las latitudes y en la conciencia de que el otro, es también mi hermano: “sangre de mi sangre y huesos de mis huesos”, concepto que los indígenas de Venezuela resumen con el término pariente, he desarrollado esta página, con la idea de compartir estos saberes, fruto de años de investigación en el campo antropológico, para que puedas hacer libre uso de un conjunto de textos, muchos de los cuales derivaron del conocimiento colectivo de otros tantos autores, cuya fuente ha alimentado mi experiencia humana y espiritual.

A mis maestros quienes también dedicaron su vida a la investigación en este campo, apostando de antemano, que por este camino jamás se harían ricos, a los indígenas que me mostraron sus visiones del mundo, a los talladores, ceramistas, cesteros, tejedores, indígenas y campesinos que me hablaron de su oficio.

A Roberto y a Emilio quienes murieron en la selva acompañándome en aventuras de conocimiento, a mis colegas de los equipos comunitarios de Catia TVe, a los colegas de los museos en los que he trabajado, a mis compas de la Escuela de la Percepción, a mis amigas que me han apoyado y a los que me han adversado, mi mayor gratitud.

Lelia Delgado
Centro de Estudios de Estética Indígena
Leliadelgado07@gmail.com

lunes, 3 de junio de 2013

Hiwi-Jivi. Transformación de los materiales

Algunos autores han señalado la ausencia de estructuras arquitectónicas entre los hiwi. Sin embargo, construyen distintos tipos de casas. Los cazadores-recolectores acostumbran colgar chinchorros entre los árboles, o fabrican moradas sencillas a manera de paravientos con madera y palma. Los cultivadores estacionales o sedentarios construyen casas de planta redonda u ovalada, completamente techadas con palma de macanilla.
Stradelli y Reichel-Dolmatoff observaron casas en forma de cúpula que llamaban “tamo” o “casa mosquitero”, sostenidas por seis u ocho horcones dispuestos en forma rectangular. El techo se prolonga hasta el suelo y es sostenido por altas varas que se curvan formando un vértice. Estas casas se cubren con hojas de palma, sin hacer distinción de techo y paredes. Según Reichel-Dolmatoff, su objetivo principal es protegerse de los insectos durante ciertas épocas del año14. Actualmente, los cultivadores sedentarios más aculturados construyen casas rectangulares con paredes de bahareque y techos de zinc, similares a las de los criollos.
El tamaño de los poblados varía considerablemente de acuerdo con las actividades de subsistencia. Existen pequeños asentamientos de cultivadores estacionales, de dos o tres casas y un reducido número de habitantes. También los hay formados por 15 o 20 casas. En ellos conviven aproximadamente 150 personas. Cazadores y recolectores nómadas construyen campamentos temporales en selvas de galería y zonas interfluviales, aprovechando las facilidades de estos sitios para actividades de subsistencia.
Cuando los hiwi visitan los poblados criollos, visten ropa corriente: camisa y pantalón los hombres, y vestidos de algodón las mujeres. Cuando se alejan, usan guayucos de tela o fibra vegetal hecha con la corteza llamada “marima”.
Los adornos corporales más frecuentes son collares hechos con cuentas de vidrio o mostacilla de colores rojo y azul. Los hombres usan collares hechos con dientes de caimán, garras de jaguar y semillas de cumare o cucurito.
El arte textil es un aspecto importante de su cultura material. Tejen chinchorros de buena factura con fibras de moriche o cumare, en telares de doble trama horizontal15.
La cestería es una ocupación principalmente masculina que tiene lugar entre cultivadores estacionales y sedentarios. Tejen cestas para cargar, cernir y almacenar alimentos, las cuales decoran con diseños geométricos, pintando urdimbre y trama en colores rojo y negro16. Sin embargo, recientemente las mujeres se han incorporado al tejido de cestas destinadas a la venta.
La alfarería es un oficio femenino que se realiza en asentamientos de cultivadores sedentarios. Es una actividad propia de la estación seca que consiste en enrollar rodetes de arcilla sobre una base modelada. Cuando las vasijas están secas, se queman en una pira a fuego abierto y luego se decoran utilizando tintes vegetales como el cumare y el caruto. Últimamente la alfarería ha comenzado a decaer, incluso aquélla de carácter comercial que solían hacer para vender a los criollos, como jarras con formas femeninas o de pájaros, ricamente decoradas con motivos geométricos.
Con esta técnica de rodetes hacen ollas, escudillas y jarras, útiles necesarios para cubrir necesidades de la vida cotidiana, los cuales no se destinan a la venta. Infortunadamente la introducción de ollas de aluminio ha desplazado mucha de la alfarería tradicional17.
Los hiwi fabrican curiaras, canaletes y balsas, aunque tienen fama de no ser buenos navegantes. Las curiaras se hacen con un árbol semejante al cedro, el cual descortezan y dan forma con fuego, hacha y machete. Por su rústico acabado y rudimentarias técnicas de manufactura, es posible que la curiara sea un objeto de reciente adquisición18. Los canaletes, tallados en madera, son de mango redondo y pala ovalada.
Para las ocasiones festivas fabrican instrumentos musicales de viento y percusión. Las flautas de tres orificios se realizan con huesos largos de venado. Son frecuentes las flautas de Pan, compuestas por cinco o seis tubos de caña brava, que alternan con un instrumento singular hecho con el cráneo y los cuernos del venado. Sin embargo, la maraca es su principal instrumento sonoro de carácter chamánico. Su cuerpo está formado por una tapara que graban con motivos geométricos y en el extremo superior atan, a manera de penacho, las plumas negras del paují.

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