Algunos autores han señalado la
ausencia de estructuras arquitectónicas entre los hiwi. Sin embargo, construyen
distintos tipos de casas. Los cazadores-recolectores acostumbran colgar
chinchorros entre los árboles, o fabrican moradas sencillas a manera de
paravientos con madera y palma. Los cultivadores estacionales o sedentarios
construyen casas de planta redonda u ovalada, completamente techadas con palma
de macanilla.
Stradelli y Reichel-Dolmatoff observaron
casas en forma de cúpula que llamaban “tamo” o “casa mosquitero”, sostenidas
por seis u ocho horcones dispuestos en forma rectangular. El techo se prolonga
hasta el suelo y es sostenido por altas varas que se curvan formando un
vértice. Estas casas se cubren con hojas de palma, sin hacer distinción de
techo y paredes. Según Reichel-Dolmatoff, su objetivo principal es protegerse
de los insectos durante ciertas épocas del año14. Actualmente, los cultivadores
sedentarios más aculturados construyen casas rectangulares con paredes de
bahareque y techos de zinc, similares a las de los criollos.
El tamaño de los poblados varía
considerablemente de acuerdo con las actividades de subsistencia. Existen
pequeños asentamientos de cultivadores estacionales, de dos o tres casas y un
reducido número de habitantes. También los hay formados por 15 o 20 casas. En
ellos conviven aproximadamente 150 personas. Cazadores y recolectores nómadas
construyen campamentos temporales en selvas de galería y zonas interfluviales,
aprovechando las facilidades de estos sitios para actividades de subsistencia.
Cuando los hiwi visitan los poblados
criollos, visten ropa corriente: camisa y pantalón los hombres, y vestidos de
algodón las mujeres. Cuando se alejan, usan guayucos de tela o fibra vegetal
hecha con la corteza llamada “marima”.
Los adornos corporales más frecuentes
son collares hechos con cuentas de vidrio o mostacilla de colores rojo y azul.
Los hombres usan collares hechos con dientes de caimán, garras de jaguar y
semillas de cumare o cucurito.
El arte textil es un aspecto importante
de su cultura material. Tejen chinchorros de buena factura con fibras de
moriche o cumare, en telares de doble trama horizontal15.
La cestería es una ocupación
principalmente masculina que tiene lugar entre cultivadores estacionales y
sedentarios. Tejen cestas para cargar, cernir y almacenar alimentos, las cuales
decoran con diseños geométricos, pintando urdimbre y trama en colores rojo y
negro16. Sin embargo, recientemente las mujeres se han incorporado al tejido de
cestas destinadas a la venta.
La alfarería es un oficio femenino que
se realiza en asentamientos de cultivadores sedentarios. Es una actividad
propia de la estación seca que consiste en enrollar rodetes de arcilla sobre
una base modelada. Cuando las vasijas están secas, se queman en una pira a
fuego abierto y luego se decoran utilizando tintes vegetales como el cumare y
el caruto. Últimamente la alfarería ha comenzado a decaer, incluso aquélla de
carácter comercial que solían hacer para vender a los criollos, como jarras con
formas femeninas o de pájaros, ricamente decoradas con motivos geométricos.
Con esta técnica de rodetes hacen
ollas, escudillas y jarras, útiles necesarios para cubrir necesidades de la
vida cotidiana, los cuales no se destinan a la venta. Infortunadamente la
introducción de ollas de aluminio ha desplazado mucha de la alfarería
tradicional17.
Los hiwi fabrican curiaras, canaletes y
balsas, aunque tienen fama de no ser buenos navegantes. Las curiaras se hacen
con un árbol semejante al cedro, el cual descortezan y dan forma con fuego,
hacha y machete. Por su rústico acabado y rudimentarias técnicas de
manufactura, es posible que la curiara sea un objeto de reciente adquisición18. Los canaletes,
tallados en madera, son de mango redondo y pala ovalada.
Para las ocasiones festivas fabrican
instrumentos musicales de viento y percusión. Las flautas de tres orificios se
realizan con huesos largos de venado. Son frecuentes las flautas de Pan,
compuestas por cinco o seis tubos de caña brava, que alternan con un
instrumento singular hecho con el cráneo y los cuernos del venado. Sin embargo,
la maraca es su principal instrumento sonoro de carácter chamánico. Su cuerpo
está formado por una tapara que graban con motivos geométricos y en el extremo
superior atan, a manera de penacho, las plumas negras del paují.
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