Presentación

"El trabajo no debe ser vendido como mercancía, debe ser ofrecido como un regalo a la comunidad"

Ernesto Che Guevara



Por el derecho que tienen los pueblos a saber su propia historia. Por el derecho a conocer sus tradiciones y cosmovisión indígena. Por el derecho a conocer la leyes que los amparan. Por el derecho a socializar el conocimiento liberándolo de la propiedad privada, del autor individual, la editorial, la fundación, la empresa, el mercado y cualquier otro tipo de apropiador que ponga precio a lo que es patrimonio de la humanidad.

Siguiendo el ejemplo de la cultura del regalo que practican los pueblos originarios de todas las latitudes y en la conciencia de que el otro, es también mi hermano: “sangre de mi sangre y huesos de mis huesos”, concepto que los indígenas de Venezuela resumen con el término pariente, he desarrollado esta página, con la idea de compartir estos saberes, fruto de años de investigación en el campo antropológico, para que puedas hacer libre uso de un conjunto de textos, muchos de los cuales derivaron del conocimiento colectivo de otros tantos autores, cuya fuente ha alimentado mi experiencia humana y espiritual.

A mis maestros quienes también dedicaron su vida a la investigación en este campo, apostando de antemano, que por este camino jamás se harían ricos, a los indígenas que me mostraron sus visiones del mundo, a los talladores, ceramistas, cesteros, tejedores, indígenas y campesinos que me hablaron de su oficio.

A Roberto y a Emilio quienes murieron en la selva acompañándome en aventuras de conocimiento, a mis colegas de los equipos comunitarios de Catia TVe, a los colegas de los museos en los que he trabajado, a mis compas de la Escuela de la Percepción, a mis amigas que me han apoyado y a los que me han adversado, mi mayor gratitud.

Lelia Delgado
Centro de Estudios de Estética Indígena
Leliadelgado07@gmail.com

martes, 31 de julio de 2012

"El museo es un espacio privilegiado para la difusión del conocimiento antrolopológico" Entrevista a Lelia Delgado






Muchas cosas comenzaron en la historia de la Museología venezolana con la creación en 1976 de la Galería de Arte Nacional, la cual proponía convertirse en un "museo de nuevo tipo" rompiendo con las formulas clásicas del "Museo tradicional",  tiempo en el que se produjo un intenso debate sobre las funciones de los museos que  cuestionaba sus objetivos, prácticas, discursos y métodos  de trabajo. Lelia Delgado inicia su trayectoria en los Museos en este polémico punto de la historia.

Bajo la tutoría de José María Cruxent
Me formé como Arqueóloga en la Universidad Central de Venezuela, en aquel tiempo las  tesis en la especialización de arqueología  se hacían en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), mi interés por la arqueología histórica me colocó bajo la tutoría  del profesor  José María Cruxent (1911-2005). Quien había sido fundador de la Cátedra de Arqueología y  Director del Museo de Ciencias Naturales de Caracas entre 1944 y 1963.
El profesor Cruxent, era uno de esos seres que son difíciles de definir bajo una "etiqueta": fue pintor, etnólogo, arqueólogo, botánico, espeleólogo, paleontólogo, geógrafo,  diría una suerte de  viajero moderno. Llego a nuestro país después de la Guerra Civil Española. Sus  exploraciones lo llevaron a recorrer y conocer en extenso  la geografía venezolana y a participar en  legendarias expediciones como la de las cabeceras del  Orinoco o la del Rey Leopoldo de Bélgica hacia la ruta del Darién. Se hace arqueólogo directamente en el trabajo de campo. Es coautor de la  Arqueología Cronológica de Venezuela, junto con Irving Rouse, uno de los últimos investigadores de la universidad de Yale que vinieron a nuestro país,  tras la saga de la política del "buen vecino", implementada por  Juan Vicente Gómez en los años treinta, la cual abrió las puertas y la riqueza nacional a la participación extranjera.


Arqueología norteamericana y Arqueología Social
Me tocó vivir un momento de intensa pugnacidad en la Arqueología venezolana. La obra de Cruxent y Rouse había sentado las bases de una arqueología cuyo marco teórico-metodológico, se fundamentaba en el paradigma norteamericano de la descripción de estilos cerámicos,  a fin de establecer centros de difusión de rasgos culturales. A la par, en  America Latina y particularmente en Venezuela, otra tendencia teórica se orientaba hacia el estudio de los contextos sociohistóricos del pasado influenciada  por las ideas del etnólogo Miguel Acosta Saignes.  Por los años setenta, cuando yo ingresé a estudiar en la universidad,  comenzaba a tomar fuerza la Arqueología Social.

El asenso de la Arqueología Social constituyo, además de un cambio de paradigma teórico en la arqueología de ese momento, un  planteamiento ético-político de compromiso social, lo cual trascendía el estudio del pasado y se dirigía a comprender las causas originarias de las condiciones sociales del presente venezolano.  Los  principales representantes de esta línea de pensamiento en nuestro país fueron y siguen siendo los profesores Mario Sanoja e Iraida Vargas. Ellos han escrito las obras fundamentales de una corriente, la cual,  apoyada  en los principios fundamentales del materialismo histórico, se interesaron por el estudio  de las relaciones  sociales, los modos de vida y producción, en fin, las formas como los hombres y mujeres originarios de este país, en cada tiempo histórico, organizaron su vida a partir de acciones cotidianas concretas.  

Los comienzos en la GAN
Comencé a trabajar en la Galería de Arte Nacional (GAN) cuando la institución tenía como tres años de fundada. Yo había hecho una pequeña pasantía, pero no fue sino hasta 1980 cuando entré formalmente. Su Director, Manuel Espinoza, me invito a formar parte de su equipo de investigadores, a raíz de un ensayo que publiqué en el Papel Literario de El Nacional. Este ensayo que titulé Huellas. De la Estética a la Antropología, comentaba la exposición Huellas que había sido curatoriada desde  la GAN, y presentada  en los espacios del  Museo de Ciencias.

Desde la creación de la Galería de Arte Nacional,  ya sus fundadores, Manuel Espinoza, Quintana Castillo, Alejandro Otero y el mismo Juan Calzadilla entre otros, hablaban de la creación de  un área que se ocupara del estudio de las artes indígenas venezolanas, así surgió la Unidad Prehispánica.


La Unidad Prehispánica.
Con la creación de la Unidad Prehispánica, por primera vez un museo venezolano contó con un área especializada. Su principal objetivo fue la inclusión de un espacio destinado al estudio del arte y la cultura de los pueblos originarios, cuyo conocimiento había sido hasta ese momento, exclusivo de los centros de investigación arqueológica, ubicados en algunos departamentos universitarios, como fueron la cátedra  de arqueología de la UCV, el Departamento de Arqueología del IVIC y la sección antropológica de la Fundación La Salle, sin que ninguno de ellos se ocupara particularmente sobre temas estéticos.  Esto significó un avance si consideramos que el tema de las "artes indígenas",  no era de mayor interés para un país que apenas en 1999,  reconoció en la Constitución venezolana a estos colectivos sociales con  su plenitud de derechos.

La Unidad Prehispánica se constituyó en un centro de consulta accesible a cualquier persona interesada en saber la procedencia de una pieza arqueológica, su valor cultural o las leyes de patrimonio que impedían su venta, respondíamos consultas a estudiantes en todos los niveles de escolaridad, desde la escuela primaria haciendo tarea, hasta artistas interesados en conocer  las practicas estéticas de pueblos originarios. Esta intentó llenar el vacío de información, que para ese momento se tenía, sobre el extenso periodo histórico y cultural en el que se conformo nuestra herencia cultural. Las funciones de esta Unidad, enmarcadas en el campo de la investigación museológica abarcaron proyectos expositivos, educativos, documentales, de conservación y salvamento del patrimonio arqueológico, lo cual se correspondía con los ideales fundacionales de la Galería de Arte Nacional. En ese tiempo podíamos ir al campo arqueológico, excavar y hacer exposiciones a partir de nuestra propia investigación. Las exposiciones " Habitantes de lo Imaginario" y "Formas del inicio. La pintura rupestre en Venezuela",  fueron ejemplo de ello.

Las exposiciones se hacían básicamente con objetos donados que conformaban la pequeña colección de la Galería de Arte Nacional, algunas piezas en comodato pertenecientes a Sagrario Pérez Soto y los prestamos de piezas del Museo de Ciencias. Ramón Lancini, su Director en los años ochenta, me distinguió con su confianza permitiéndome entrar en los depósitos  del Museo para trabajar  con esa colección, en ese entonces bastante desorganizada y sin investigar pero de gran riqueza. Muchas de las piezas conservaban las etiquetas originales  escritas por los pioneros de la arqueología en Venezuela, allí se encuentran todavía piezas de las colecciones presentadas  por Adolfo Ernst, las cuales formaron parte de la Primera Gran Exposición Venezuela ( 1883).

He escrito la historia de la Unidad Prehispánica, pues tengo el vicio de la memoria y también su disciplina. He registrado lo que se hizo desde su apertura con Jeanine Sujo, las exposiciones, los planes educativos,  la experiencia de la arqueología de rescate, la creación de los módulos de conservación arqueológica, la reedición  y rescate de libros fundamentales  para la arqueología venezolana, la creación de pequeños museos o salas de exhibición locales, asesorias, consultas y charlas, nuestra participación activa en las excavaciones arqueológicas de Lara. Fue una labor realizada  por un equipo mínimo, visto esto en perspectiva, me sorprende la cantidad de cosas que hicimos.  

Seis ensayos de Estética Prehispánica en Venezuela (1989)
De la experiencia en la Unidad Prehispánica y de la necesidad de contar con un manual que teorizara sobre las prácticas estéticas  de los pueblos antiguos de mi país, distinto a los planteamientos del "Arte Prehispánico",  surgió mi libro Seis ensayos de estética Prehispánica en Venezuela, publicado por la Academia Nacional de la Historia. Se  trataba de hacer una propuesta alternativa, desde la Arqueología Social,  a la manera como habían entendido estas  "artes",  autores clásicos  como Miguel Arroyo, Alfredo Boulton y Lourdes Blanco, entre otros. Dar una respuesta  a una  visión, a mi manera de ver,   eurocéntrica y  descontextualizada, la cual  trataba de aplicar de manera mecánica las categorías de las artes de occidente,  a objetos producidos en sociedades completamente distintas, sociedades que correspondían a otras lógicas, a otras maneras de estar el mundo, a otras maneras de crear. Como todo libro que intenta una propuesta teórica, hice una revisión crítica de las tesis anteriores que se habían escrito sobre esta temática, esto significó mi separación forzosa de la Galería de Arte Nacional y la desaparición de la Unidad Prehispánica  

El pensamiento de Sanoja y Vargas
En 1960 abriendo una calle en el casco central de Quibor, fueron encontrados, frente a la iglesia, un conjunto de esqueletos de tallas muy pequeñas, los cuales se atribuyeron  a la existencia antigua de Pigmeos en esa región. Este importante yacimiento arqueológico, fue destruido por ordenes del Gobernador de estado, quien so pretexto de organizar el tráfico del centro, ordenó tapiar el yacimiento y pavimentar la calle  que había estado cerrada durante algún tiempo al paso automovilístico, con la subsecuente destrucción del sitio,  cuestión que ocasionó un escándalo entre la comunidad científica, denuncias y comentarios en prensa  nacional e internacional. No fue sino hasta  1981 cuando se reabrieron nuevas excavaciones en un lateral de la calle del " cementerio boulevard de Quibor", el cual junto con  el Museo Arqueológico de Quibor, se convirtieron en escuela de campo  para los estudiantes de  arqueología de la UCV. En ese entonces, aunque ya trabajaba en la GAN,  aplique como estudiante graduada para participar en las excavaciones, de esta forma  los profesores Sanoja y Vargas se convirtieron en mis maestros durante un año, en el que leí sus libros y pude comprender a cabalidad su propuesta  metodológica, cuestión  que me hizo más cercana,  desde un punto de vista ideológico,    a los planteamientos de la Arqueología Social, que a los paradigmas de la arqueología anglo-norteamericana

La separación de Cruxent
Mi acercamiento a la Arqueología Social significó pues mi separación del IVIC y en consecuencia de   la "tutoría" del profesor Cruxent, separación que terminó con una carta en la que le expresaba mi afecto y gratitud, pues debo reconocer la generosidad con la que me distinguió, sin embargo, para ese momento, ya me encontraba en las antípodas ideológicas de su pensamiento teórico. La carta comenzaba diciendo algo así como: Profesor Usted ha sido un gran maestro para mí, además de un gran amigo, apelo a su condición de anarquista, por favor  no me exija una lealtad que no puedo darme sino a mí misma....  nunca contestó y yo tampoco me atreví a acercarme

La colección de objetos etnográficos de Edgardo González Niño
Edgardo González Niño (1926-2002) fue un viajero legendario en el Amazonas, un hombre revolucionario, contrario a la dictadura de Pérez Jiménez, vinculado al partido comunista y a las guerrillas del Llano de Colombia. Un hombre a quien Pérez Jiménez no metió en la cárcel,  pero que  exiló a una zona remota como era Puerto Ayacucho para ese entonces. Edgardo, fue una persona de sensibilidad social, se internó al sur de Venezuela y fue descubriendo y enamorándose de la vida de la selva,  así como de los pueblos que encontró a su paso.  Gran conocedor de la historia, geografía, flora y fauna  de lo que en su momento se llamó el Territorio Federal Amazonas, el cual recorrió a pié y en curiara guiado por entrañables amigos yekuana, yanomami, wotuja, entre tantos otros pueblos que habitan en las regiones aledañas al Orinoco. Esta travesía le permitió reunir una colección de aproximadamente 2.000 objetos etnográficos a los que se sumaron numerosas fotografías, libros y escritos.

Tuve la suerte de  conocerlo cuando era una niña durante una visita escolar a una de las primeras exposiciones en las que se presentaban, fotos y objetos etnográficos de su colección en Caracas, recuerdo que fue en los espacios expositivos de Pro-Venezuela. Escuche con atención la visita tan emotiva que nos dio, llena de sabiduría y anécdotas  de su la vida en la selva, esa visita fue un punto de no retorno en mi vida,  desde ese momento supe lo que iba a ser de grande, siempre he  recordado ese momento y hasta ahora nunca he tenido dudas, ni arrepentimientos sobre mi vocación antropológica.

En  los primeros años que entre a trabajar en la GAN se estaba preparando la gran Exposición Amazonas, que abarcó el Museo de Ciencias, el Museo de Bellas Artes y la Galería de Arte Nacional. Allí volví a encontrarme con Edgardo González Niño,  pues se trataba de la exhibición de toda  colección,  fue un encuentro emotivo del cual surgió nuestra amistad.

La Colección Orinoco
Al tiempo de la publicación del libro Seis ensayos de estética Prehispánica en Venezuela, y del retiro de la GAN, Edgardo González Niño se vio obligado a vender su colección etnográfica, la cual había estado guardada en el Museo de Ciencias. Cuando Carlos Andrés Pérez inicia su segundo periodo presidencial (1989-1993), le piden  sacarla de los depósitos del Museo, como para ese momento no tenía casa, ni espacio ofreció la colección en venta al estado venezolano, pero no lo consiguió. Entonces se la ofrece a Patricia Phelps de Cisneros, a quien había conocido en Amazonas, así es como se adquiere esa extraordinaria  colección.

Edgardo sugiere mi nombre para que haga su catalogación. En principio me negué  pues en realidad me había formado como arqueóloga y no como etnóloga. Entonces Edgardo me convenció con la promesa de acompañarme en el proceso de catalogación, así nos sentamos juntos a trabajar durante algún tiempo, en el que se hicieron grabaciones de las historias que narraba sobre cada pieza, aprendí con él a diferenciar los materiales, huesos de animales diversos, pelos, picos, uñas, plumas; aprendí sobre tecnología indígena de caza y pesca; técnicas de manufactura; a reconocer las fibras, las maderas, las resinas, las semillas, los colorantes, en fin, una infinidad de conocimientos que no se aprenden en una universidad; los cuales venían de la experiencia directa de cincuenta años de vida entre los pueblos originarios del Amazonas.

Prácticamente hice otra carrera, leí la bibliografía etnológica necesaria para contextualizar los objetos en el marco de  la cultura; trabajo que ameritaba otro tipo de formación. Siempre le estaré agradecida por haberme abierto ese cofre de inestimables conocimientos, razón por la cual le dedique el libro Vida indígena en el Orinoco, en cuyo epílogo cuento parte de su historia de vida  y de la colección que reunió en sus años de vida  en el Amazonas.

La Exposición Orinoco
Alrededor de 1998 toda la colección estaba catalogada y fotografiada. Recibimos la primera invitación a exhibirla en Europa  por parte de Museo Nacional de Alemania,  kunst-und Ausstellungshalle, esta se presentó con el nombre de  Orinoco-Parima, entre agosto 1999- febrero 2000, para conmemorar el aniversario del los 200 años del viaje de Humboldt. Ese año el Museo de Berlín organizó la Exposición Viaje a las Regiones Equinocciales, este fue el primer montaje que se hizo de la colección reunida por Edgardo Gonzáles  Niño.

El éxito alcanzado en Bonn,  que recibió incluso la visita del Presidente Chávez,    garantizó invitaciones a exponer en museos  de toda Europa. Estuvimos en Frankfurt, más tarde en la Feria Mundial de Hannover, en Biarritz (Francia), Rusia, Ginebra, Praga, Finlandia y Suecia. Eran tantas las invitaciones que tuvimos que dividir la colección en dos proyectos expositivos paralelos. Fuimos a museos etnográficos muy importantes como el Museo de Pedro El Grande en  San Petersburgo, el  Museo Etnográfico de Frankfurt y el Naprsteck Museum de Praga,  entre muchos otros.

Orinoco Online
Como en aquel momento era también el boom de las páginas de Internet, me correspondió hacer la investigación para  la página Orinoco Online. Esta página fue seleccionada para el Premio al Desafío de Estocolmo 2000, reconocimiento internacional que recompensa el uso de las tecnologías informáticas en beneficio de las comunidades. Orinoco Online fue premiada como finalista, por su difusión del  conocimiento de las culturas de los indígenas de la región amazónica  de Venezuela.

La Sala de los Pueblos Originarios
Ingresé de nuevo a los museos en el 2008, por invitación de Zuleiva Vivas que era la Presidenta de la Fundación Museos Nacionales para ese entonces,  con la idea de hacer la Sala de Pueblos Originarios de la GAN, que ha sido mi sueño desde hace más de treinta años. Esta  ciudad requiere de un espacio en el que se muestre la historia y sabiduría de los pueblos indígenas de  nuestro país, cuyas raíces hunden su memoria en un tramo, de por lo menos 15.000 años de historia cultural. Para ello se necesita un ámbito adecuado, de cierta intimidad, para exponer no solamente lo arqueológico sino lo etnográfico y revitalizar la adquisición de una buena colección etnográfica por parte del Estado para la divulgación y reconocimiento de nuestra herencia cultural.   A lo mejor todavía se  requiera de una mayor comprensión sobre la importancia de este legado; y tal vez no sea a mi a quien le toque ejecutarlo, pero por lo menos me queda la satisfacción de haber contribuido a sentar las bases, para la reflexión sobre este tema: hay libros  desde donde teorizar,  exposiciones, un blog de estudio, en fin, la investigación de toda una vida dedicada a la inclusión de las culturas originarias en los museos nacionales.   

Un nuevo discurso museológico
Los actuales cambios sociales y culturales sacuden las paredes de los  museos, soplan vientos de renovación, tiempo de reinventarse, tiempo de propuestas sobre prioridades, sobre formas de exposición, sobre la  misión, incluso, sobre el propio concepto de museo. Es tiempo de hacer una pausa en el diario tráfago del trabajo, para  revisar contenidos y objetivos de nuestra propia práctica y avizorar algunos retos y debates que plantea  los nuevos discursos museológicos, entre otros la capacidad de readaptarse a los cambios socio-históricos,  a  la inserción cada vez mayor de un público multiétnico, diverso culturalmente, que amerita otras formas de representación, pues a estas alturas ya no es posible ver al otro "distante", al final solo nos exponemos a nosotros mismos. En este orden de ideas he propuesto la creación de una Unidad de Estudio de la Estética Indígena, que funcionaria como centro de consulta y estudio sobre temas, estéticos, arqueológicos, etnográficos, y de reconocimiento del patrimonio indígena venezolano, que funcionaria desde la Fundación Museos Nacionales, y se ejecutaría  en cualquiera de sus museos.